martes, 14 de noviembre de 2017

ESCRIBIR DE MIEDO

UN FALLO QUE TE CUESTA LA VIDA

Érase una vez, una niña llamada María, que era muy solitaria, introvertida, y tímida.
Ella paseaba por la ciudad de Madrid todas las noches sola, pensando en sus cosas. Sus padres tampoco se preocupaban por que sabían cómo era y, aunque algún día se retrasaba, siempre volvía a casa. Pero aquel día no fue así.
Sus padres dieron por hecho que se había ido directamente al instituto y que no iba a pasar por casa. Pero cuando terminaron las clases tampoco regresó a casa. Así pues, esperaron cuarenta y ocho horas para denunciar su desaparición. La policía les dijo que era extraño y que si se había retrasado, posiblemente era porque le había sucedido algo malo.
Mientras sus padres estaban en la comisaría denunciando la desaparición,María estaba en el cementerio observando cada tumba y cada familiar dolorido por las pérdidas, ya que ella, aunque no sabía por qué, también se sentía siempre sola y triste. De repente, anocheció y se le apareció un espíritu, que le conocía. Ella no sentía miedo pero estaba confusa porque no creía conocer a nadie en ese cementerio. Sin embargo, si conocía a alguien, era su abuelo. Sus padres nunca le dijeron que estaba ahí enterrado para evitar que fuera sola a visitar aquel lugar. Él le contó todo, que sus padres estaban preocupada por ella y que tenía que volver pronto. Sin embargo, ella no quería, se negaba, y decidió hacerle una propuesta a su abuelo. La propuesta consistía en cambiar el alma entre ellos, lo que significaría que el abuelo viviría en el cuerpo de María y ella misma estaría muerta descansando en la tumba de su abuelo.
Así pues, el alma de Alberto en el cuerpo de María regresó a su casa y sus padres la recibieron con gran alegría. Ellos la notaban diferente, alegre, social, fuerte, extrovertida, con ganas de hacer reír, con ganas de vivir… Evidentemente, no le dieron mucha importancia porque la nueva María les gustaba mucho, se le veía más vital, con más ilusión por todo, incluso más cariñosa. A pesar de esto, no todo era perfecto, ya que por las noches sufrían ruidos, fenómenos paranormales, movimientos extraños que no conseguían comprender. ,Quien provocaba todos estos ruidos era María, que estaba enfadada por que no echaban de menos su alma, es decir, su persona, su personalidad, aunque por otro lado lo entendía ya que nunca había sido muy entusiasta y tampoco trataba con mucho cariño a sus padres. A pesar de esto, quiso librarse de Alberto y tiró el secador a la bañera para que este se muriera mientras estaba tomando un baño. Así es como sucedió. Sin embargo, el alma de María no cayó en la cuenta de que al morir el “cuerpo” de ella con el alma de Alberto, ambos habían muerto por completo y para siempre. 
Los padres de Ángela estaban muy consternados por la muerte de su niña y comenzaron a sospechar que algo raro había tenido que suceder en los días anteriores para que ocurriese tal fatídico desenlace. Se cuenta que ambas almas siguen vagando por el cementerio para encontrar algún cuerpo que ocupar y volver a casa, algún día.

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